HISTORIA:
Cuenta la leyenda que en tiempos muy remotos vivía en Mashgonga una tribu guerrera, cuyo curaca tenía un arrogante hijo, quien era el jefe del ejército de su padre. Dice la historia que el gobernador de Llactamarca, un pueblo cuyos habitantes se dedicaban a la agricultura, tenía una bella hija. El mancebo de Mashgonga, en sus correrías conquistadoras, conoció y se enamoró de la belleza de Llactamarca, quien correspondía a ese amor. A medida que avanzaba la intensidad de la relación amorosa entre estos personajes, el guerrero de Mashgonga siempre se detenía en el cerro Kahuana (el mirador), para páliar sus penas y en el cerro Pashahs para recrearse con la figura de su amada, quien se paseaba abajo, en las llanuras de Llactamarca y dicho cerro era sus encuentros amorosos. La leyenda asegura que cuando el joven pidió a la doncella en matrimonio, el padre de ésta expresó su rotunda negación, razón por la cual el guerrero concibió la idea del rapto y la fuga.
Luego del rapto, hubo una batalla en el paraje Wangayoc, entre los ejércitos de las dos tribus, venciendo los soldados de Mashgonga. Finalmente, la pareja se asentó en Mashgonga y después de que el guerrero y su amada apaciguaron los ánimos de sus padres, éstos aceptaron la relación. Para que los progenitores no extrañaran su compañía, la pareja determinó construir su vivienda en el cerro que antes sirvió de mirador al amante y encuentro de la pareja.
PRIMEROS POBLADORES:
Al seguir los rastros de la leyenda, se confirma que los primeros pobladores de Cabana pertenecieron a las tribus Llactamarca, Mashgonga, Jauquimarca, Totopampa y Pashas. De acuerdo con los estudios, los referidos grupos humanos habrían recibido influencia de la cultura Chavín de Huántar, teoría que se fundamenta en las semejanzas encontradas en las piedras talladas en alto y bajorrelieve, las cuales representan a cabezas humanas y figuras felinas, principalmente.
Los pobladores de Cabana son herederos, también, de la cultura Conchucos, que abarcó los actuales territorios de Pallasca, Corongo, Sihuas, Pomabamba y Piscobamba.
Se les denominó “conchucos” por la indumentaria que llevaban en la cabeza, especie de sombreros (chuko) que como una franja envolvía la frente con dibujos de dos serpientes, símbolo de Kon, dios del fuego. De odios y luchas. Durante la época Inca, los primigenios pobladores de Cabana, los conchucos, resistieron la conquista cusqueña, al igual que los otros señoríos de Huarás y Piscobamba. Relata la historia que Pachacútec envió tres generales a esta conquista, que abarcó hasta Cajamarca. Allí apresaron a Huasmcu Cápac, señor de Cajamarca, Huamachuco y Conchucos; además de la provincia llamada Caroc. Durante la dominación cusqueña, la zona pasó a ser un eslabón vital del Tahuantinsuyo. Los conchucos vivieron con la esperanza de librarse del dominio Inca y mantuvieron escondido a su dios Katekilla, al cual adoraban clandestinamente.
Ese odio determinó el apoyo inicial de este grupo hacia los conquistadores españoles, de quienes se desengañaron pronto. Luego vendría un período determinado por las sublevaciones, que se extendió a zonas más alejadas como Guanuco Viejo, en donde Gonzalo Pizarro fue cercado. De nada sirvió el apoyo de Gonzalo de Alvarado y su contingente formado por cien jinetes y refuerzos de indios amigos. Pizarro envió otro refuerzo al mando del capitán Francisco de Chávez (1540), quien junto con el encomendero de Trujillo, Miguel de La Serna, se dirigieron a castigar a los rebeldes y a acabar con su dios Katekilla. La represión fue draconiana y cruel. Las tierras conquistadas se repartieron y las propiedades de los españoles surgirían sobre las cenizas de los pueblos habitados por los conchucos.
De acuerdo con la versión de Hildeberto Matienzo, en su obra Ancash histórico, cuando los españoles invadieron el lugar hallaron numerosas vetas de oro, plata y cobre. Aparecen nombres como la mina Aracabo, Huamayara, El Ingenio y La Majada. Así empezó la explotación indígena en el lugar, hecho que determinó la huida de los pobladores, ante lo cual los españoles empezaron una cacería de indios.
En una de aquellas incursiones capturaron a un indio llamado Canchis, a quien bautizaron con el apelativo “Pillao”, por la forma como lo apresaron.
Este personaje empezó a servir a sus amos con sumisión y fidelidad, y a cambio recibió afecto y hasta algunas tierras. Así, Canchis Pillao se convirtió en el cacique fundador de Cabana.
PRESENCIA, INDEPENDENCIA Y REPÚBLICA:
Cabana fue creada por Reglamento Provisional el 12 de febrero de 1821 y comprendía entonces la extensa provincia de Conchucos. Mediante Ley del 2 de diciembre de 1856, Cabana fue elevada al grado de distrito, un año después esta ley fue sancionada por el presidente provisorio don Ramón Castilla.
En 1861 la provincia de los Conchucos se dividió en dos provincias: Pallasca y Pomabamba, la primera con su capital Corongo y la segunda con su capital Pomabamba. El 30 de octubre de 1901, Cabana fue elevada por Ley al rango de Capital de la provincia de Pallasca, esta Ley también le dio el título de “Villa” y el 18 de noviembre de 1914 obtuvo el rango de Ciudad según la Ley N° 2631, a propuesta del Presbítero Teodoro Gonzáles Meléndez y concretada por el Diputado Don Fausto Valdeavellano.
El 26 de enero de 1943, por Ley Nº 9821 la provincia de Pallasca se dividió en dos provincias: Pallasca con su capital Cabana y Corongo con su capital Corongo. Esta ley rige hasta la actualidad.
Plaza de Armas Nº 103 - Cabana